Todo lo que hoy nos ocurre está profundamente conectado a nuestras experiencias del pasado, no sólo en esta vida, sino a través de todo lo que han cargado nuestros ancestros, fundamentalmente padres, abuelos y bisabuelos, cada uno de los cuáles nos entregan diferentes aspectos de nuestro Ser al venir a este mundo.
La mente funciona así: Recuerda todo lo que nos hace bien, pero también lo que nos hace mal. Aquello que vivimos con trauma o con desagrado, precisamente para que aprendamos a cuidarnos de ello, o bien para que podamos aprender de dichas situaciones, que mientras no se lleguen a solucionar, repetiremos en esta vida hasta que al fin podamos sanarlo y por lo tanto resolverlo.
En caso de no poder resolverlo y nos marchemos sin la tarea hecha, para eso estará nuestra descendencia, o cualquier otro elemento del sistema del Clan para poder realizarlo, y es por este motivo que los conflictos del Clan se van heredando de generación en generación hasta que algún miembro del mismo lo resuelva definitivamente.
Tomemos un ejemplo: En esta sociedad patriarcal de Hombres ausentes y mujeres abandonadas, es común encontrarse Clanes en los que se repite este fenómeno generación tras generación. De manera implícita, los hombres y las mujeres del Clan (no todos, por necesidad) vienen al mundo con ese estigma que acompañará a la vida de los mismos, mientras no sea resuelto. No obstante, no necesariamente se “tiene que ” vivir dicha experiencia, puesto que siempre existe la oportunidad del “reseteo” del conflicto.
Basta un miembro del Clan que realice la curación (en las mujeres, sanar el abandono y en los hombres la presencia) y automáticamente se estará produciendo la curación en todo el Sistema ligado íntimamente a elemento sanador. No obstante, igual que nuestro sistema físico representado por nuestro cuerpo, cada célula del sistema tiene su función, también ocurre así en el Clan, donde solo determinados elementos del sistema tendrán la función de Sanar el Clan.
La Sanación se podrá realizar de múltiples maneras, a veces incluso por medio de enfermedades incurables ya desde el nacimiento o adquiridas a través de la existencia de la persona, pero otras puede ser también mediante profesiones escogidas de manera programada de alguna forma para “reparar” daños, como puede ser las labores sanitarias, terapéutas o de índole social, que escogemos pensando que lo hacemos simplemente “porque nos gusta”.
En otras ocasiones, reparamos por medio de situaciones vividas que nos obliga a vivir circunstancias de vida a priori “incomprensibles”, como puede ser el cuidado de un hijo o de una madre impedida, la muerte prematura de la pareja o la vivencia de una enfermedad crónica que quizás no hayamos pedido de forma consciente.
El subconsciente es justo la clave. Somos 97% subsconsciente, aquel que maneja nuestro cuerpo y nuestro Ser las 24 horas del día, incluso mientras dormimos, aquel por tanto que nos enferma, pero también el que nos sana, y los conflictos del mismo se han generado en nuestro pasado de forma directa y se expresan continuamente en nuestro presente para simplemente, ser resueltos. Mirar atrás y resolverlos para poder mirar adelante libres de nuestra cargas, puede ser simplemente la única forma de obtener la Paz y la Libertad que somos, como hijos de Dios.
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