Desde la visión de la Medicina Tradicional China, la sede de la rabia es el hígado, aunque el hígado es además la gran víscera por el que “todo se filtra”, incluyendo el resto de las emociones. Igual que el hígado representa al YO, la vesícula es nuestra comunicación con el No Yo, por lo que nuestros enojos con los demás van a manifestarse en la vesícula en forma de pólipos o engrosamientos de las paredes de la *vesícula. En la Medicina Tradicional China, todas las vísceras huecas son vísceras de eliminación de naturaleza yang, orientadas por tanto hacia el exterior, y aquí nos encontramos con la vesícula, la vejiga, el intestino grueso, el Intestino delgado y el estómago. Por otro lado, todos los órganos macizos que cumplen con misiones de transformación, asimilación y nutrición son de naturaleza yin, y aquí nos encontraríamos con el Pulmón, el Bazo-páncreas, los riñones, el corazón y el higado.
Los cálculos corresponden a resentimientos no expresado que “cristalizan” en nuestra vesícula, siempre en relación con situaciones u otras personas, y digo situaciones, porque a veces nuestros enfados no son con una persona o grupo en particular, sino con situaciones en la vida que terminan afectando a nuestra vesícula de igual o mayor manera. En nuestra vesícula puede cristalizarse, por ejemplo la cólera en relación con la situación ambiental o política de nuestro entorno o de todo el planeta.
Es curioso, pero he comprobado que cuando el enojo es con una persona en particular – pareja, jefe, vecino-, lo que termina produciéndose es una sola piedra de gran tamaño, pero si es con una situación con múltiples acepciones, lo que tendremos es la producción de múltiples piedras de menor tamaño. Quisiera hacer aquí un breve inciso para manifestar el manejo erróneo que se está haciendo desde la MC, sobre la litiasis vesicular, al menos aquí en este país, pues de forma ya automatizada, la presencia de pólipos, barro o cálculos es sinónimo de extirpación de vesícula en la mayoría de los casos. La “terapia” casi institucionalizada en centros privados y públicos de salud para la litiasis, sea cual sea el tamaño de la piedra es por tanto, la “no vesícula”, es decir que matando al perro se acabó la rabia, siendo ésta una práctica que debe ser revisada por la comunidad médica, pues la homeostasis es aplicable igualmente a los cálculos vesiculares, dejándose la Colecistectomía (extirpación de la Vesicula biliar) como última opción y no como la primera.
El enojo es una emoción que te envenena y efectivamente así se manifiesta a veces con la presencia de toxinas y metabolitos que debían ser eliminados, y que no lo fueron. Tal es el caso por ejemplo de la Bilirrubina, ese pigmento producido por el hígado que a veces por motivos diferentes, permanece en nuestro torrente sanguíneo en altas concentraciones, manifestándose principalmente en mucosas, ojos y palmas de las manos y los pies. La presencia de este tipo de metabolitos son un mensaje de emociones tóxicas que deben ser eliminadas muy relacionadas en el caso de la bilirrubina con la rabia.
Otras manifestaciones del enojo pueden ser la fiebre, el prurito (el picor) o las erupciones de la piel. Recuerdo a Santiago, un adolescente de 15 años que presentó un episodio de fiebre muy elevado, después de no poder expresar un gran enojo en relación a su entrenador de Basket-ball, el cuál no le permitió jugar en una gran final, lo que para Santiago supuso una gran frustración. Se tragó su enojo y su cuerpo buscó la manera de expresarlo.
Como ven, es posible manejar nuestras emociones, en esa búsqueda de la felicidad que nos permita caminar en armonía por este camino que es la vida.